Menopausia

Menopausia explicada: hormonas, glucosa y lo que puedes hacer

Dra. Samar Yorde
16 Sep 25
5 min
Menopausia explicada: hormonas, glucosa y lo que puedes hacer

¡Suscríbete a mi Newsletter!

By subscribing you agree to with our Privacy Policy.
Thank you! Your submission has been received!
Oops! Something went wrong while submitting the form.
Conectemos

Menopausia. Solo escuchar la palabra ya hace que muchas mujeres se asusten.
Imaginamos sofocos, insomnio, cambios de humor y el fin de la vida fértil…

Pero la realidad es otra: la menopausia no es una enfermedad, es una transición natural que, si la manejas bien, puede ser el inicio de una etapa poderosa, plena y saludable.

Eso sí, trae cambios importantes en tu metabolismo y en tus hormonas que necesitas entender.

Así que vamos directamente al punto, en este artículo te contaré de qué se trata y cómo hacer que no se vuelva una cascada de malestares.

¿Qué pasa realmente en tu cuerpo durante la menopausia?

En la menopausia, tus ovarios, después de décadas trabajando sin descanso, dicen “hora de jubilarse”.

Y con esa jubilación, las hormonas empiezan a caer una tras otra. 

Primero baja el estrógeno, quien durante años fue tu escudo:

Regulaba la temperatura, el metabolismo y hasta tu humor.
Cuando ese escudo desaparece, el cuerpo se tambalea:

  • Se descontrola el termostato interno → sofocos y sudores nocturnos.
  • La piel pierde colágeno → más resequedad y menos firmeza.
  • Los huesos se debilitan → aumenta el riesgo de osteoporosis.
  • En el cerebro → niebla mental, irritabilidad, ansiedad y olvidos frecuentes.

Luego cae la progesterona, la hormona de la calma y del buen dormir.
Al bajar, el sueño profundo se altera, aparecen despertares nocturnos y te sientes más tensa, más reactiva, con menos “freno de mano” frente al estrés.

También disminuye la testosterona, sí, las mujeres también la tenemos. Y cuando baja:

  • Cae el deseo sexual.
  • Se pierde músculo más rápido → menos fuerza, menos tono, más flacidez.

Y finalmente, el metabolismo se enlentece.
El cuerpo empieza a quemar menos calorías, aumenta la resistencia a la insulina y se acumula grasa abdominal.

No es tu imaginación ni falta de disciplina. Hay ciencia detrás: después de la menopausia, aumenta el síndrome metabólico y la resistencia a la insulina.

Tu cuerpo se vuelve menos eficiente para procesar azúcares y grasas.
Y si a eso sumamos menos masa muscular y más estrés, el resultado es obvio: subir de peso se vuelve más fácil que antes.

Pero tranquila: entender lo que pasa es la mitad de la batalla.

El triángulo clave está en el estrógeno, insulina y cortisol.

Piensa en un triángulo con tres vértices:

  • Estrógeno, que desciende durante la menopausia.
  • Insulina, la llave que permite que la glucosa entre en tus células.
  • Cortisol, la hormona del estrés.

Cuando el estrógeno baja, el cortisol sube más fácilmente (especialmente si duermes mal o tienes ansiedad).
Ese cortisol alto interfiere con la acción de la insulina: la glucosa ya no entra bien en las células y queda flotando en la sangre.

¿El resultado? Más grasa abdominal, glucosa descontrolada y mayor riesgo de prediabetes o enfermedades cardiovasculares.

Por eso, lo que antes “tolerabas” sin problema, como un panecito dulce, ahora puede generar picos de azúcar mucho más altos.

Entonces… ¿qué puedes hacer?

1. Alimentación consciente

  • Prioriza la proteína (al menos 30 g por comida): tu músculo es tu motor metabólico. Sin él, quemas menos calorías incluso en reposo. Incluye huevos, pollo, pescado, legumbres o tofu.
  • Aumenta la fibra: verduras, frutas enteras y semillas ayudan a frenar los picos de azúcar y cuidar tu microbiota.
  • Cuida los carbohidratos: no se trata de eliminarlos, sino de elegir bien: opta por integrales y combínalos con proteína y fibra.
  • Aplica hacks para tu glucosa: una cucharadita de vinagre antes de comer y comienza con los vegetales y la proteína, deja los carbohidratos para el final.
    Solo con ese orden puedes reducir hasta un 30% el pico de glucosa post comida.
  • Modera el alcohol: ya que se metaboliza más lento y empeora los sofocos. No es prohibido, pero sí debe ser algo (muuuy) ocasional.

2‍. Entrenamiento de fuerza y movimiento

El ejercicio es tu medicina en esta etapa.

El entrenamiento de fuerza es la herramienta más efectiva para mantener el metabolismo activo y prevenir la pérdida muscular.

Usa pesas, bandas o tu propio peso corporal.
Con solo 2 o 3 sesiones de 30 minutos por semana, verás más energía, firmeza y mejor control de la glucosa.

Complementa con cardio moderado (caminar, bailar, nadar) y prácticas de flexibilidad o yoga para reducir el estrés y equilibrar el cortisol.

Cada kilo de músculo que ganas es un seguro de salud: regula tu glucosa, quema grasa y protege tus huesos.

3. Sueño y manejo del estrés

Dormir bien es esencial, aunque parezca difícil. Cuando no duermes, el cortisol sube y la glucosa se descontrola.

Aplica higiene del sueño: cuarto fresco, sin pantallas, rutina relajante y ropa ligera.
Usa infusiones calmantes y evita el alcohol antes de dormir. Practica meditación, respiración o actividades que disfrutes: el estrés sostenido es veneno hormonal.

4. Suplementos útiles

  • Cúrcuma: antiinflamatoria, mejora articulaciones y estado de ánimo.
  • Magnesio: relaja, mejora el sueño y apoya huesos y músculos.
  • Vitamina D3 + K2: fortalece huesos y evita depósitos de calcio en arterias.
  • Plantas adaptógenas: maca, black cohosh, dong quai para equilibrio hormonal.
  • Para el ánimo y ansiedad: ashwagandha, L-teanina y 5-HTP.

¿Terapia hormonal, sí o no?

La terapia de reemplazo hormonal moderna (TRH) puede ser muy beneficiosa cuando se usa correctamente, ya que:

  • Alivia sofocos.
  • Mejora el sueño.
  • Protege huesos y metabolismo.

Lo ideal son estrógenos bioidénticos transdérmicos (en parches o geles), combinados con progesterona micronizada si tienes útero.

Pero esta decisión debe tomarse siempre junto a tu ginecólogo o médico funcional.

Evita hormonas sintéticas y busca siempre orientación profesional personalizada.

Redefiniendo la menopausia

La menopausia no es el final, es un renacer.

En muchas culturas se celebra como la entrada a la sabiduría femenina.

He visto mujeres de 55 o 60 que se sienten mejor que a los 40 porque, por fin, se pusieron a ellas mismas primero: cuidan su cuerpo, su mente y su energía… y se nota.

En resumen:

La menopausia no es una sentencia, es una invitación a conocerte, a cuidarte y a vivir con conciencia tu nueva biología.

Si algo necesitas llevarte de este artículo es esto: la menopausia es sólo otra fase de tu vida, y puede ser una de las más poderosas si la enfrentas informada y con hábitos inteligentes.

Soy la Dra. Samar Yorde, y te recuerdo que sí puedes vivir en un cuerpo sin edad.
La edad la decides tú, no tus hormonas.